jueves, 25 de abril de 2013

Una cacerola vacía suena mejor

Una cacerola vacía suena mejor

Carlos Machado Allison
El Universal, 22 de abril de 2012

Difícil concentrarse en la escritura con al cacerolazo que estoy escuchando, pero debo enviar el artículo en las próximas horas. Ayer, igual, mis vecinos, como millones de venezolanos golpean con energía ollas y sartenes. Son dos las protestas, la primera es contra el abuso que se transforma en fraude e irrespeto a la voluntad popular. La otra, practicada en otras latitudes, tiene que ver con la escasez y la implacable inflación en los alimentos. Las leyes de la física establecen que una cacerola vacía al ser golpeada genera más decibeles que una llena.

Estos cacerolazos tienen más energía que las del pasado. Ayer el concierto duró una hora completa y el de hoy parece que se va a prolongar bastante. Hay un nuevo liderazgo en la oposición y una sordera impresionante en el gobierno. Los discursos, declaraciones y actitudes muestran la agresividad que genera el temor. “La cosa se está poniendo fea” dice un asesor inteligente a los ministros de la economía. “Tanto, mi hermano que están preocupados en La Habana y hay que consultarles que hacer, porque por éste camino la crisis es inevitable y allá esperan su cuota”.

No importa, responde el Monje, la revolución necesita ser alimentada con pobres y al ritmo actual, tarde o temprano nos fortaleceremos ya que la comida es cada día más costosa, fallan algunos medicamentos y el camino hacia el comunismo es cada día más claro. “No me parece compañero, ¿acaso no viste que los votos del PCV fueron como 200.000 menos que cuando Chávez?”. No importa, responde el Monje pensando que en Nicaragua cuanto más hambre había, más votos recibían los sandinistas a pesar de las largas colas para acceder a los paquetes con arroz y frijoles que venían de la ayuda europea o las caravanas de evangélicos norteamericanos que trataban de echarle una mano al pueblo hambriento. “Viejo, entiende que la gente se cansa y los dólares del petróleo no alcanzan, tenemos que dialogar, hay que buscar modos de mantener el discurso revolucionario y aumentar la producción. Eso hizo el PRI en México y conservó el poder”. No, dice el Monje, tenemos que ser firmes, asienten tres ministros con poca convicción porque ellos, también escuchan los cacerolazos.

Hablan con Maduro para decidir que hacer. Él responde que va a pensar y consultar por que la cosa no resultó como le contaron. ¿Cómo es eso que después de 14 años, 7,2 millones de venezolanos, más aquellos que le pillaron el voto, sean de extrema derecha, pitiyanquis, magnicidas, saboteadores, burguesitos y apátridas al mismo tiempo? Suena el teléfono, es Lula, otra vez, fastidioso, con sus consejos de cómo gobernar. Timbra el de color rojo y Raúl dice: “Mi sangre, arregla tu negocio por que a mí no me vas a dejar sin pesos”. Sigue sonando el teléfono y con un ruido de cacerolas como fondo, el empresario boliburgués más importante le dice algo parecido a lo de Lula, mientras por el otro lado escucha un grito: ¡Dale duro Maduro, todos a la cárcel!!!!

jueves, 11 de abril de 2013

No es fácil



No es fácil
Carlos Machado Allison
El Universal 9 de abril de 2013

Faltan pocos días para las elecciones y la gran mayoría ya ha decidido por quién va a votar. Muchos consignarán su voto animados por emociones, una minoría lo hará tomando en cuenta los balances lógicos de una u otra candidatura. Es lamentable, pero nuestros compatriotas, de nuevo en su mayoría, no están motivados por un pensamiento a largo plazo, disfrutan más del insulto o el chiste, que del discurso técnico de economistas, politólogos, sociólogos o historiadores.

Un candidato se encarama en la imagen de su predecesor, enaltecido como semidios, figura mítica, héroe capaz de emitir a través del éter efluvios fantásticos, expresarse como un ave, suerte de emulación del Espíritu Santo. Pancartas, camisetas, imágenes, cosas parecidas a templos y una masa fervorosa que votará por él. Casi tres lustros de populismo, ofertas, becas, ayudas, manos extendidas, inexistencia de leyes, autoridades, valores, trabajo y sacrificios. El clientelismo exacerbado a su máximo nivel, la corrupción, económica y moral, la compra de voluntades y la venta de esperanzas, pagando buenos dividendos. El candidato usa a discreción poderes públicos, recursos del Estado y hasta cuenta con bandas armadas capaces de amedrentar a mucha gente.

El otro trata de vencer a la mentira desnudando situaciones, alertando sobre la inseguridad, la inflación galopante, la escasez y otros males que golpean, física y económicamente a los venezolanos. Apunta a la recuperación, demanda que el elector piense en valores, medite sobre el mediano y largo plazo, sobre la educación y el futuro de los hijos. Eso lo entiende una parte importante de la clase media, obreros y empleados, en especial quienes tienen un trabajo regular y una aspiración de progreso. Lo entiende el emprendedor, los propietarios, agricultores, industriales, comerciantes formales, profesores, profesionales, constructores y quienes se desempeñan en el mundo formal de los servicios y la producción.

Le cuesta un mundo conseguir recursos, no tiene seguidores fanáticos – o son bien pocos – y debe decir cosas satisfactorias para 30 o más agrupaciones de electores. Su tarea es difícil, tiene que captar indecisos, estimular a los vagos sempiternos que no les gusta hacer cola para votar, y calarse a petulantes que condicionan su voto a que Capriles haga o diga lo que a él le parece importante. Además, atraer al diez o quince por ciento de quienes votaron por Chávez en la elección pasada.

El triunfador deberá enfrentar las deudas del Estado, controlar la inflación, reducir la escasez, generar empleo, atraer la inversión, crear nuevas empresas, reducir el gasto público, poner orden en el sistema judicial, las policías y cárceles del país, a la par de rescatar el sistema educativo y poner a la nación en sintonía con el resto de América Latina. Si no puede, en dos o tres años veremos un colapso de magnitud impredecible. Como dice Leopoldo Castillo, esto no es fácil porque alcanzar cosas buenas siempre demanda un esfuerzo.

cemacallison@gmail.com

viernes, 5 de abril de 2013

Visita al supermercado


Visita al supermercado: Escasez, carestía y baja calidad

4 de abril de 2013

La política agrícola a “realazos” sigue a marcha de vencedores. Como si fuera gran cosa el gobierno ofrece un subsidio (Bs 1,30 por kilogramo) a los productores de arroz; Protinal agradece la rápida intervención del gobierno para la adjudicación de divisas lo que permitirá adquirir forraje para la producción de pollos que se encontraba comprometida. Cavidea se defiende ya que el gobierno trata de culpar a los industriales del fracaso de sus políticas. La adjudicación de divisas es un proceso lento y complejo: cada trámite requiere alrededor de 200 días. Así que como la materia prima es en buena medida importada, los venezolanos compran y comen por pulsos, los mejores pulsos están siempre vinculados a las elecciones. El BCV informa sobre el desabastecimiento al Presidente (E).

Esa agroindustria tan criticada paga mejores salarios que el gobierno, tanto que EFE le cancela a un ayudante de producción un salario superior al de un Profesor Titular de la UCV y un mecánico de primera gana el doble (El Universal, 4.4.2013). No es nada absurda la demanda de los profesores de un incremento de sueldo del 100%. Ayer fui a un supermercado. No había café molido, ni azúcar, tampoco queso amarillo importado (nacional tampoco) y finalmente apareció la mantequilla importada (80 Bs la barra de 200 grs, unos US$ 13) con un incremento de precio superior al 100%. Desde luego tampoco encontré la marca buscada de leche larga duración y me llevé algo de queso blanco nacional (sin marca, no pasteurizado) pagando algo más de 120 Bs el kilogramo (US$ 18). Los embutidos ya son productos de lujo.

La única harina precocida era la “integral”, es decir la mezcla de maíz, arroz y afrecho, harina de trigo no había y la estantería de pastas estaba medio vacía. Había papas (con un 5% aproximadamente de tierra) y las cebollas estaban baratas. Los enlatados oscilan entre 24 y 50 Bs, (entre 3,50 y 7,50 US$) y precios impagables para los pobres o la clase media. Como es natural en ese establecimiento y otros similares, una proporción elevada de las lechosas estaban medio podridas, los mangos demasiado verdes, los pimentones muy llamativos pero salpicados de lodo, plátanos y cambures aporreados y así sucesivamente. La inflación oficial en marzo fue de 2,8%, la mía, superó el 15% ya que mi consumo de productos regulados es muy bajo. El precio internacional de la leche en polvo está en alza y posiblemente el largo invierno boreal determinará aumento en el precio del trigo. En la panadería más cercana hace dos meses que no hay canillas (precio regulado), sólo pan campesino a 12 Bs (casi US$ 2,00) la pieza. Mientras tanto la producción nacional (en volumen) no aumentó mucho más del 1% lo que no compensa las caídas de 2009, 2010 y 2011.