jueves, 26 de mayo de 2011

Venezuela: el drama de los servicios

El drama de los servicios

Carlos Machado Allison
El Universal, 24 de mayo de 2011

No, apreciado lector. No se trata de los cortes de electricidad, el pavoroso estado de la vialidad nacional o el mes que permaneció parte del estado Vargas sin agua. Tampoco la ínfima calidad de los servicios públicos de educación, salud y seguridad social, o las fallas del Metro. Eso ya usted lo conoce, lo sufre y sabe que la única solución es que en el 2012 tengamos un gobierno diferente.

No sólo se han deteriorado los servicios públicos, sino que esta infección se está extendiendo también al sector privado. Proceso que otros países han conocido. El gobierno hace grandes esfuerzos para acostumbrarnos a vivir mal, entre huecos y basura, a comer sólo aquello que estiman indispensable, a recibir una educación de pésimo nivel para que no podamos entender las virtudes de otras naciones o sociedades. Impregna a la sociedad de malos ejemplos, obras inconclusas, discursos violentos, inflación, pobreza y otros actos que abaten la calidad de la vida de las personas. Nos vamos transformando en una sociedad conformista y sumisa, que se maravilla cuando encuentra aceite y grita de alegría cuando le ofrecen la posibilidad de tener dentro de 20 años una vivienda digna. El sector privado comienza a imitarlo abatiendo la calidad de sus servicios.

Los cajeros de los supermercados en lugar de recibir al cliente con un “buenos días” y una sonrisa, están utilizando el celular. En mis últimos tres viajes internos por avión, ninguno despegó a tiempo, sin explicaciones, ni siquiera una disculpa. Cuando los pasajeros se indignaron, un empleado los amenazó con llamar a la Guardia Nacional. Al preguntar, en el banco, por qué debemos llenar otra planilla, la respuesta “esas son las normas”. Compramos un electrodoméstico y el vendedor señala que la garantía sólo es válida por 24 horas y después, si el aparato no sirve, hay que acudir un distribuidor cuya dirección desconoce. En la farmacia sólo hay una caja en funcionamiento y 30 clientes esperan. En otro establecimiento nos exigen, de mala manera, “cédula y número de teléfono” en el recibo de un pago con tarjeta de débito cuando ya el dinero está en manos del establecimiento. Lograr que una empresa cambiara un celular defectuoso fue un áspero proceso sólo cumplido ante la amenaza de llamar al presidente de la organización.

La comida es lanzada sobre la mesa, los cubiertos en desorden y el mesonero, cuya mirada apunta a cualquier cosa menos al cliente, trae la cuenta cuando llegan los comerciales ya que el cajero está viendo el juego de béisbol. No es extraño ver en los estantes ropa sucia, cartones de leche deteriorados, basura en los pisos y un vendedor que se molesta si les pedimos lo que necesitamos y no lo que está a la vista. Un buen servicio y una atención cortés comienza a ser algo raro en nuestra sociedad, el gobierno estrangula al sector privado y éste, con cierta frecuencia, hace lo mismo con el cliente. Vale protestar, tenemos tanto derecho a un buen gobierno, como a un buen servicio.

domingo, 22 de mayo de 2011

Venezuela: Leche, carne, hortalizas, plátano y maíz bajo el agua

Carlos Machado Allison
22 de mayo de 2011

¿Son las lluvias o es el gobierno central?


Las intensas lluvias han producido pérdidas o han destruido vías en los estados Mérida, Táchira, Zulia y Barinas, así como exceso de agua en Portuguesa, entidad que provee buena parte del maíz, arroz y caña de azúcar.

Cierto que llovió con instensidad, como ha ocurrido varios millones de veces en el mes de mayo cuando los alisios barren nuestro territorio. Cierto que hay un ciclo de La Niña y El Niño, cierto es también que nos afectan tangencialmente, pero todo eso está registrado en las estadísticas y el gobierno debería saberlo y tomar las medidas requeridas.

Pero la vialidad, los canales, puentes y otras obras de infraestructura han sido abandonadas por años. Desde que el gobierno re-centralizó, quitándole potestad a los estados, la situación de los servicios públicos ha empeorado. También contribuye a esta situación el crecimiento de los asentamientos humanos marginales, sobre laderas, en la cercanía de los cauces. También contribuye la política de frontera, ya que la ruptura de relaciones comerciales con Colombia hizo que la vialidad fronteriza fuera menospreciada y no menos el hecho de que el gobierno, ahora apurado y angustiado, le negara recursos a Táchira y Mérida, así como al estado Miranda por el simple hecho de tener gobernadores de la oposición.

El agua cuando cae y corre, no entiende mucho de ideología o de centralización, pero si de la ley de gravedad. Ahora está llegando menos leche al mercado, se han perdido muchas hectáreas de plátano, no se ha sembrado más del 20% del maíz y entre daños por lluvia y problemas para transportar la cosecha, existen problemas con las hortalizas. Y yo, estaba apostando a que éste iba a ser un mejor año agrícola que el 2009 y 2010. Ahora tengo mis dudas.

lunes, 16 de mayo de 2011

Las declaraciones del Vicepresidente Jaua

Carlos Machado Allison
16 de mayo de 2011

El VP Jaua declaró que el 95% de las fincas recuperadas por el gobierno “son ahora punta de lanza del desarrollo tecnológico agroindustrial y agrícola del país” (Diario El Universal, 16 de mayo de 2011). Además, en contra de lo señalado por las víctimas del despojo oficialista, agregó que las mismas “estaban abandonadas”. Tiene razón el actual VP y ministro, cuando se inició el despojo, al señalar que cuenta ahora con 3 millones de hectáreas para realizar sus planes y garantizar el suministro de alimentos a los venezolanos. El problema es que no lo ha logrado.

Pues bien, la superficie total dedicada a la producción agrícola vegetal en Venezuela ha oscilado entre 1,5 y 2,0 millones de hectáreas en la última década. El valor más bajo corresponde al último año (2010) y el más elevado al 2008 cuando la faena de “recuperaciones” estaba en su apogeo. Uno debe suponer que la planificación central y estratégica del todopoderoso gobierno debía haber dedicado una fracción importante de esa superficie a la producción vegetal y de haber sido así, deberíamos haber roto todos los registros de producción de rubros anuales.

Lo señalamos porque el VP dijo “punta de lanza del desarrollo tecnológico, en otras palabras el empleo intensivo de maquinaria, semillas híbridas de primera, sistemas de riego inteligentes, nivelación laser y para no aburrir al lector, los centenares de tecnologías disponibles para producir cereales, oleaginosas de ciclo corto, hortalizas, frijoles, papas, caraotas y quien sabe cuantas cosas más. En los últimos años el gobierno ha suscrito acuerdos “tecnológicos” con Irán, Brasil, China, Argentina, Uruguay y quién sabe con cuantos otros países. En materia tecnológica nadie sabe por donde anda, ni que hace, el satélite Simón Bolívar y lo que si sabemos es que la fuga de talento es enorme.

Pero resulta que la realidad indica un descenso en la producción de arroz, maíz, caraotas, azúcar, café y algunas hortalizas. Cierto es que se han realizado grandes compras de tractores y que en ciertos sitios han surgido, como hongos, grandes galpones para producir bajo condiciones controladas, hortalizas y quién sabe que otras cosas. Entonces, ¿dónde están los productos de estas fincas?

También en estos años funestos el gobierno se hizo o desarrolló unos cuantos centrales azucareros y ahora importamos más azúcar que nunca, gastó una pequeña fortuna en el plan café, y ahora importamos 30% del consumo nacional, cuando antes el país era un modesto exportador. De cubrir la totalidad de la demanda interna de carne bovina hemos pasado a importar alrededor del 50% del consumo nacional. La producción de arroz disminuyó al menos un 40% y si de tecnología se trata, recordemos que en Venezuela está prohibida la siembra de plantas transgénicas (maíz y soya, por ejemplo) pero no se prohíbe la importación de maíz forrajero o aceite procedentes de las mismas.

El VP Jaua parece olvidar que la población venezolana se las arreglaba bastante bien con US$ 75 anuales por persona en importación de alimentos y que ahora se requiere gastar más de 200. La factura anual oscilaba entre 1,3 y 2,0 mil millones de dólares y en 2008 llegó, a la asombrosa cifra de 7,4 mil millones.

Olvida que en la década previa al actual gobierno, con el petróleo a un precio ínfimo, no ocurrieron episodios de desabastecimiento y se diversificó la oferta de los mismos. Ahora cuando no falta leche, carecemos de aceite (hace más de dos semanas que no hay), que la carne de primera amaneció hoy a 56 Bs F el kilogramo y que hasta hace unos días el aguacate estaba entre 60 y 80. Cebollas, pimentones y tomates también alcanzaron en 2010 y comienzos del 2011 el mayor precio en la historia, las panaderías no han recibido trigo, la mantequilla nacional es más costosa que la francesa y buena parte de la leche de larga duración procede de Ecuador, Argentina, Perú, Uruguay y México. No es comida, pero desde hace dos semanas no es posible encontrar Listerine o cualquier antiséptico bucal, tampoco es comida, pero el costo de las medicinas está por la nubes, así como las servilletas, el papel higiénico y las fórmulas infantiles especiales. La inflación en alimentos, en los últimos tres años, es de 100% ¿un gran éxito?

Esto, Sr VP es el resultado del control de precios, el control de divisas, el mal manejo de la economía, la planificación centralizada, la creación de unidades gubernamentales de producción (las mismas que el Partido Comunista, uno de sus aliados ha denunciado como rotundo fracaso), de la confiscación, expropiación o “recuperación” de tierras, del proceso de monopolización de las cadenas de suministros. En fin de ese socialismo del siglo XXI que tiene, no sólo a la producción de alimentos, sino también al suministro eléctrico, el sistema de salud, la vialidad, la educación pública y la inseguridad personal, en la peor situación de los últimos 50 años

2011 ¿Buen año para la agricultura?

2011 ¿Buen año para la agricultura?

El Universal, 13 de mayo de 2011

Carlos Machado Allison

Quizás el 2011 sea un mejor año agrícola que los dos años precedentes, pero no porque haya mejorado la gestión pública, sino gracias a factores climáticos. En 2009 el país fue afectado por la sequía y en 2010 por exceso de lluvia. Ahora, tras una breve estación seca alterada por lluvias precoces, debería aumentar el volumen de la producción.

Sin embargo, como el balance se hará publico meses antes de las elecciones del 2012, es necesario decir algunas cosas. Primero, que el impacto de las leyes (tierras, seguridad y soberanía alimentaria, entre otras), el control de precios y de divisas, la burocracia y demás elementos del trasnochado socialismo, seguirán limitando la inversión de los ciudadanos que saben producir; Segundo, que existe una diferencia, 3 millones de toneladas o más, entre las cifras del gobierno y las que manejan los productores organizados. Un ministro iluminado por el optimismo o intentando congraciarse, dijo que en 2010 la producción fue de 19 millones de toneladas y que aspiraban llegar a 25 con el “nuevo” plan agrícola. Además no vale registrar el ganado brasilero como nacional en los mataderos, aunque les otorguen cédula al desembarcar. Un cuento como el de la vivienda.

Las cifras que manejan los productores, entre ellos Fedeagro, Fesoca, Fedenaga, los de arroz, de papa y hortalizas, la magnitud de las importaciones y la inflación de los productos agrícolas que fue como del 60%, nos hacen pensar que en el año 2010 la producción interna no superó l5 millones de toneladas, es decir 4 millones menos que la cifra del optimista. Si todo fuera magnífico en el 2011: crédito a tiempo, precio del maíz, arroz y la caña de azúcar satisfactorio para los productores, importante ajuste en el precio del ganado, abatimiento de la inflación, abundancia de agroquímicos y buena asesoría tecnológica, el año podría concluir con un incremento de 2 a 2,5 millones de toneladas para llegar a 17, cifra de hace una década, cuando Venezuela tenía 5 millones menos de bocas que alimentar.

Para que la producción por habitante retorne al mejor año del actual gobierno (2008), debe aumentar en 80% la producción de maíz y arroz, en 50% la de caña de azúcar, 20% la de leche y un porcentaje importante en frutas, hortalizas, café y oleaginosas. “Saltar” a 25 millones en un solo año, requeriría el mayor milagro agrícola visto por la humanidad o ¿el ministro estaba pensando en el 2030? El gobierno se ahorcó en su propia soga, trató de arruinar a los productores y a la agroindustria con la política inflacionaria y ahora no quiere ajustar los precios de acuerdo con la misma. Ahora que los precios internacionales han aumentado, no le queda más remedio que seguir endeudándose para pagar la factura de las importaciones, subsidiar al mercado interno y erogar mucho dinero para cubrir el fracaso financiero de las empresas nacionalizadas o creadas por el gobierno.