miércoles, 19 de enero de 2011

Educación: basta de historias

Educación: basta de historias
Círculos virtuosos con empresas y egresados para mantener y elevar la calidad de las universidades
CARLOS MACHADO ALLISON |  EL UNIVERSAL
martes 18 de enero de 2011  12:00 AM
En Basta de historias, el último libro de Andrés Oppenheimer, se hace evidente la causa del atraso de América Latina: la pobreza de su sistema educativo. Cifras elocuentes: la calidad de la educación primaria y secundaria es bajísima, el número de días y horas dedicadas al estudio se encuentra entre los menores del mundo, las pruebas internacionales como PRISA nos dejan mal parados, la escolaridad no pasa de 6 años. Peor aún, mientras que en los países que progresan la educación tiene la vista puesta en el futuro, en estos lares y especialmente en Venezuela, el objetivo está centrado en el pasado. 

Que se cultive la historia, nos parece bien, pero solo mirar al pasado es dramático, en particular cuando existe un tamiz ideológico. 

Mientras que en Corea del Sur y Japón, y ahora también en China, los estudiantes tienen un calendario que supera los 200 días al año, nosotros andamos por los 180, en el papel, y un promedio real de 160, hasta menor cuando hay elecciones o algún desastre natural. Las condiciones, para espantar a los estudiantes: 20% carece de agua potable, 33% no tiene baños suficientes y más del 60% no tienen computadoras. ¿Cuántos no reciben clase de matemáticas? Cada año, el inicio de clases es un drama, en elevada proporción las escuelas públicas abren 15 días o un mes después de la fecha establecida. 

El autor ilustra cómo deben competir los estudiantes para ingresar a una universidad y cómo cada país privilegia a un cierto número para que adquieran un nivel internacional de excelencia. Coloca énfasis en algo que muchos sabemos, la necesidad del patronazgo de los egresados y aportes del sector privado para financiar el gasto de las universidades, realizar las inversiones requeridas, formar investigadores, docentes y tecnólogos para contribuir al desarrollo del país. 

Mirar al futuro 
En los países con éxito, la educación mira hacia el futuro. Círculos virtuosos con las empresas y los egresados para mantener y elevar la calidad de las universidades. Estas compiten entre sí, ya que el prestigio atrae a los mejores estudiantes, profesores y fuentes de financiamiento. En América Latina los gobiernos las nivelan hacia abajo o las sepultan por no tolerar ni la libertad de expresión, ni la formación de talento. Cuando el nuestro descubrió que la LOCTI había creado colaboración entre empresas y universidades que miraban hacia el siglo XXI, acabó con esta ley. Cuando percibió que las universidades autónomas eran fuente de no sumisión, inflaron otras con estudiantes, pero sin bibliotecas o laboratorios y trataron de imponer otra ley para someterlas ya que es más importante que se dediquen a indagar sobre supuestas trazas de veneno en los restos del Libertador, el ideario educativo del siglo XIX o las ideas de Marx y Fidel, que sobre Física del Estado Sólido, Biotecnología, Ingeniería Electrónica o Medicina. Por eso es que Corea del Sur registra más patentes por año que todos los países de América Latina juntos. 

domingo, 16 de enero de 2011

Chávez, conciliador en su informe anual

El Presidente Chávez cumplió, imagínese el lector, con su oferta de no insultar durante su alocución anual ante la Asamblea. Lo que no hizo fue hacer breve el discurso y fue, como siempre largo y tedioso ya que se necesitan muchas palabras para esconder los escasos logros. Intentó compartir la responsabilidad frente al hampa desatada, Caracas es la ciudad más peligrosa del continente, no logró explicar por qué no hay suficientes viviendas en el país y mucho menos por qué la inflación en alimentos es tan elevada. Sin embargo, sin admitirlo públicamente (eso jamás) pareciera que existe por fin una rendija para que el sector privado pueda hablar con el gobierno sobre el nuevo ajuste de precios que vendrá como consecuencia de la devaluación de 2,60 a 4,30 que afecta productos como azúcar, aceite, trigo, carne, maíz forrajero, torta de soya, leche en polvo y muchas otras cosas que debemos importar. Se habla de subsidios para impedir que los precios suban demasiado, ¿pero hasta dónde puede el gobierno subsidiar?. Existe un límite porque este año las demandas salariales pasarán a ser un grito que entonarán tanto los empleados públicos como los privados.

viernes, 7 de enero de 2011

Venezuela 2010: Inflación en alimentos y desabastecimiento





El Banco Central de Venezuela señala que en diciembre de 2010 sus encuestadores registraron la ausencia del 13,3% de los productos alimenticios a los que el banco les da seguimiento, un incremento de 1,9% con respecto al mes de noviembre. Otra forma de medir el abastecimiento es a través del indicador de diversidad de marcas que descendió de 173,2 a 149,5 en el mismo lapso. Por otra parte el Instituto Nacional de Estadísticas señala que la "canasta alimentaria" aumentó 27,2% entre noviembre de 2009 y el mismo mes de 2010.


Por otra parte la inflación anualizada en alimentos resultó ser de 33,8% producto del crecimiento de los precios agroindustriales en 26%, los de la pesca en 23,3 y los agropecuarios en 55,1%. Tales incrementos han determinado una reducción cercana al 6% en el consumo familiar en los últimos dos años.


Miguel Ángel Santos (El Universal, 7 de enero) publica una síntesis de algunos indicadores que explican lo que está ocurriendo en materia económica en Venezuela. Durante los 12 años del actual gobierno la inflación anual ha sido del 22% (la mayor de América Latina y entre las más elevadas del mundo). El poder de compra del salario de los venezolanos ha disminuido 24% y la deuda pública, cercana a los 95.000 millones de dólares representa en la actualidad el 70% de la producción, mientras que hace 12 años era equivalente al 29% del tamaño de la economía del país. Finalmente la liquidez ha crecido en 2.676% en estas dos décadas y fracción, mientras que las reservas internacionales apenas se duplicaron. En 1998 había, señala Santos, 0,7 bolívares por cada dólar en las reservas, al cierre del 2010 la relación es 9,7 bolívares por cada dólar. Todo esto ocurrió porque el 62% de las divisas que ingresaron, principalmente gracias a elevados precios del petróleo, se utilizaron en importaciones y 28% salieron del país en forma de fuga de capitales. Así, mientras que el consumo aumentó a una tasa interanual del 3%, la producción apenas lo hizo al 0,4%. De este modo se explica la inflación y las devaluaciones malas políticas macroeconómicas.

jueves, 6 de enero de 2011

Venezuela: un drama agroalimentario

Venezuela: un drama agroalimentario
Venezuela podría estar exportando entre 1.000 y 2.000 millones de dólares en alimentos

Foto: Napolitano, FAO



CARLOS MACHADO ALLISON  Especial para |  EL UNIVERSAL
jueves 6 de enero de 2011  12:00 AM
El llamado sector agropecuario y en general, el sistema agroalimentario nacional, no ha dejado de ser noticia en los últimos años. Sobran las razones para que haya sido así porque, en un balance general del estado de la nación, el panorama es grave y la causa no es otra que el fracaso de las políticas públicas de la última década. 

En efecto, un observador foráneo, procedente de un país moderno o aspirante a convertirse en tal, se quedaría con la boca abierta ante la colección de errores que transformó al país en un gran importador de alimentos. Así, desde el año 2001 el Gobierno viene tejiendo la más espantosa colcha de retazos que uno se pueda imaginar. El drama se inició con la Ley de Tierras y Desarrollo Rural, que luego modificada en dos oportunidades, termina por casi eliminar totalmente los derechos de propiedad. No solo por su texto, sino por la interpretación del MPPAT y su temido brazo ejecutor, el INTI. Al amparo de esta ley y otras como la de Seguridad y Soberanía Alimentaria, han sido invadidas, ocupadas, recuperadas o expropiadas más de 3 millones de hectáreas, buena parte de ellas ubicadas en fincas ganaderas, aunque no han faltado acciones, que por las "vías de hecho" han afectado tierras dedicadas a la producción de caña de azúcar u otros rubros.

El Gobierno definió su política como de naturaleza "endógena", orientada a incrementar la producción y con frecuencia señalaron que el objetivo era el autoabastecimiento y la llamada soberanía alimentaria, cosa que quién sabe lo que significa. La filosofía que animaba al Gobierno era sin duda socialista en extremo y anunciaron que se moverían hacia una agricultura basada en la propiedad del Estado y cooperativas, fundos zamoranos o empresas socialistas, mientras manifestaban a viva voz que la comida no era "mercancía". El resultado, a diez años de distancia, no podía ser otro: disminución en la producción por habitante, reducción en la inversión privada, inflación en el precio de los alimentos e incremento en las importaciones. 

Latifundio La excusa, el combate al latifundio, aunque tal cosa, en su definición original, no existe en Venezuela hace muchos años. Lo que tenemos son fincas pequeñas, medianas o grandes, y estas últimas, en los llanos, requieren amplias superficies para la producción de ganado. 

Las cifras son, al final del camino, más explícitas que las palabras. Comencemos por las agresiones del Gobierno contra la propiedad y encontramos que de las 750 registradas alrededor de la tercera parte corresponden al sector agroalimentario, incluyendo las más conocidas: los hatos La Marqueseña, El Frío y Piñero, empresas de servicios como Agroisleña, de envases como Owens-Illinois, centrales azucareros y procesadoras de cereales. 

La intervención sobre las tierras "para hacerlas productivas" alcanza o supera 3.000.000 de hectáreas, pero no se ve en ninguna estadística que la producción haya aumentado. 

Todo lo contrario, la producción nacional de carne bovina ha caído de 428 mil toneladas en el año 2000 a 270 mil en el 2009 y sigue en descenso. La de caña de azúcar de 8,9 millones de toneladas a 7,3 en los mismos años, sin que se vea el resultado positivo alguno de la adquisición de centrales azucareros o la construcción de nuevos, como el CAAZ con sus corruptelas y obvias incompetencias en su construcción. 

Caen las frutas 
También ocurrió una caída en la de frutas que pasó de 3,2 millones de toneladas a 2,5 y en la de raíces y tubérculos que de 1,153 mil toneladas a algo más de 950 mil en el año 2009. En el único grupo de rubros en los que el Gobierno pudo apuntarse algún éxito, entre 2000 y 2008, fue en los cereales, pero en los dos siguientes años, 2009 y 2010, el aumento también se perdió, ahora y por vez primera en más de 25 años las importaciones de arroz son importantes. Estas cifras corresponden al tonelaje total, pero por habitante, resultan peores. En efecto la población de Venezuela crece al 1,6% anual, con unas 450.000 nuevas bocas que alimentar y para que todo quede igual, la producción de cada rubro debería crecer en esa misma medida. Sin embargo no fue así y además durante los años del "boom" petrolero (2004-2008) aumentó la demanda de alimentos, pero no la producción. De allí la inflación y el desabastecimiento. 

Escándalo El crecimiento de las importaciones ha venido de la mano con el desarrollo de la red gubernamental, fuertemente subsidiada, de centros de distribución. El escándalo de los alimentos descompuestos, varios miles de toneladas, fue y lo comentamos en su oportunidad, la punta del iceberg de una colección de órdenes equivocadas y ejecuciones improvisadas. Para que no ocurrieran episodios de desabastecimiento y tratar de controlar la inflación, se ordenó importar grandes cantidades de alimentos sin tener la capacidad, ni la experiencia del sector privado, para procesarlos. Tres funcionarios terminaron en la cárcel, por seguir las órdenes superiores. 

En el año 2000 la importación total de alimentos y bebidas (millones de dólares) fue de 1.793 y para el 2008 llegó a 7.572. Es decir que la política de desarrollo endógeno y autoabastecimiento terminó privilegiando con 5.779 millones de dólares a los productores de otros países y reduciendo, en la misma cantidad, la capacidad de generar empleo y riqueza en Venezuela. Las importaciones disminuyeron algo en el 2009 y aún no conocemos la cifra de cierre del 2010, pero con certeza será superior a 5 mil millones de dólares cuando, bajo otras condiciones, deberían limitarse a 2.000 millones para cubrir las necesidades de trigo, aceites, leche en polvo, cereales forrajeros, avena, frutas de clima templado y otros productos que cualquier país tropical debe importar. 

Sin crecimiento 
Este desastre ubica a Venezuela entre los pocos países de América Latina donde no ha ocurrido un crecimiento importante de la agricultura. En efecto, la década pasada ha sido muy favorable para el crecimiento de la misma y países como Brasil, Chile, Argentina, Colombia, Perú, México han visto crecer sus exportaciones a buen ritmo. 

También ha crecido la disponibilidad de alimentos en sus mercados internos y la mayoría de ellos cuentan con cerca o más de 3.000 calorías diarias por habitante.

Aquí no sólo se ha abatido la producción, sino que también han disminuido las exportaciones a cifras ridículamente pequeñas a pesar de contar, todavía, con recursos humanos, tierras e industrias. 

Con otra política, una que estimule al sector privado, sin restricciones y barreras burocráticas, control de precios y divisas, así como amenazas y acciones contra la propiedad privada, Venezuela podría estar exportando entre 1.000 y 2.000 millones de dólares en alimentos. Una meta que sólo podría lograrse bajo un sistema democrático, con un Gobierno capaz de revertir el proceso de fuga de talento, desinversión agrícola e industrial y destrucción del sistema de ciencia y tecnología. Un gobierno patriótico capaz de crear soberanía a través de la reconstrucción de las relaciones exteriores, las instituciones públicas, la infraestructura y la industria petrolera.