viernes, 5 de febrero de 2010

Genuflexos y agricultura faraónica


Genuflexos le dan la bienvenida a un comandante cubano. Viene en “ayuda” de Venezuela para solucionar el problema eléctrico que a su vez deriva del problema del agua y éste depende del calentamiento global y el fenómeno del Niño, todo de acuerdo a la versión oficial. Extrañas cualidades debe tener éste caballero para lograr enfriar al planeta y sacar al Niño de su geografía usual.

Hacen falta expertos en mantenimiento, generación y distribución de energía, pero esos están aquí hace años y no le sirven al gobierno porque saben mucho y además tienen la mala costumbre de no quedarse callados. Mientras tanto la nómina de todas las empresas públicas aumentó, más no en calidad técnica sino en deportistas, reposeros y amigos del partido.

Hace varios años también llegaron unos expertos en agricultura y vean ustedes por que camino vamos en ese particular. Otros llegaron para mejorar la salud pública y hoy tenemos más casos de enfermedades emergentes y re-emergentes que en el pasado, amén de ocupar nuestro país, una posición importante en las estadísticas de muertes violentas y obesidad. Esto último, la obesidad, es el resultado de fijar bien bajos los precios del aceite, margarina, harina de maíz, pan, pastas y azúcar, mientras vuelan hacia el firmamento los de las frutas y hortalizas. Resultado: gordos y desnutridos.

También medran en las oficinas de identificación por lo que sacar un pasaporte es una odisea y La Habana puede recibir copia de cada trámite. Hay unos cuantos que participan en las compras del gobierno: comida, medicinas, bombillos ahorradores y quién sabe cuantas cosas más. En esto si que son expertos, ya que tienen medio siglo tratando de conseguir en los mercados internacionales, lo más barato, y usualmente también lo de menor calidad. Desde que llegaron los expertos agrícolas la producción de caña comenzó a caer, tal como había ocurrido en Cuba años atrás.

¿Por qué no invitan expertos de Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Argentina? Quizás porque en esos países no falta ni comida ni electricidad, no hay tampoco racionamiento. ¿Será que el caballero viene a enseñarnos cómo vivir con velas y totumas? ¿Será que le explicará a los ministros cómo funciona una tarjeta de racionamiento? ¿Será que simplemente viene a vender o a cobrar el valor de los bombillos y los cables? O acaso viene a instruirnos en técnicas para impedir que a través de los medios se difunda la información tanto le molesta al gobierno.

Cuando las represas estaban llenas comenzaron a repartir bombillos ahorradores, sin Niño y sin sequía. Es decir que ya sabían que el resultado de las fallas de mantenimiento y la falta de inversión estaban a la vuelta de la esquina. En estos diez años la población creció alrededor de 20%, la demanda de energía superó a la oferta, pero como en el caso de los alimentos, ellos no creen en las leyes básicas de la oferta y la demanda, esas, dicen airadamente, son leyes imperialistas!!! La culpa, clama otro, es de la IV República que no construyó suficiente para que la V tuviera, sin nuevas represas o turbinas y sin mantenimiento, agua y luz hasta el 2030. No será esa la única consecuencia: para activar bombas de riego, para ordeñar vacas, congelar pollos y otros menesteres agrícolas se necesita agua y electricidad, así que más inflación y episodios de desabastecimiento serán parte de nuestra anormal forma de vivir. Rápido cabalgamos hacia las condiciones en que vivían los egipcios hace tres mil años cuando sin lluvia, la escasez era segura y surgieron las leyendas de las siete plagas.

Foto: Napolitano, FAO.
Agricultura en Egipto: Buena parte del país dependia de las crecidas del Nilo que recorre buena parte del territorio. El Nilo no sólo era la principal fuente de los canales de riego, sino que arrastraba también sedimentos y fertilizaba las zonas de inundación.